La importancia de un buen descanso en la salud mental: todo lo que se sabe
El insomnio crónico afecta entre un 10 % y un 15 % de la población general, según estudios recientes
El próximo 14 de marzo se celebra el Día Internacional del Sueño y, en el marco de esta jornada, muchos expertos han querido destacar la importancia de un descanso adecuado en el bienestar psicológico. De hecho, trastornos como la depresión mayor, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o el trastorno de estrés postraumático (TEPT) están estrechamente relacionados con alteraciones del sueño, dificultando su tratamiento y recuperación.
Diversos estudios señalan que hasta un 70-80 % de quienes viven con depresión experimentan problemas graves para conciliar o mantener el sueño, y porcentajes similares se observan en trastornos de ansiedad y otras afecciones psiquiátricas. Los especialistas de la Unidad de psiquiatría de precisión y sueño de Clínica López Ibor advierten que esta falta de descanso adecuado, especialmente cuando se prolonga en el tiempo, no solo merma la calidad de vida, sino que dificulta la eficacia de los tratamientos convencionales.
“El sueño es un pilar fundamental en la regulación del estado de ánimo y en el funcionamiento cognitivo. Cuando se ve alterado de manera crónica, se produce un desequilibrio en la actividad cerebral que puede agravar trastornos como la depresión y la ansiedad”, explican los expertos de la unidad de sueño de la Clínica mencionada.
Teniendo en cuenta todos estos datos, el centro médico señalado ha lanzado el programa INEMURI para ocuparse de los problemas de insomnio de sus pacientes. “No basta con saber que un paciente duerme mal. Se requieren exploraciones que abarquen antecedentes médicos, psiquiátricos y el contexto sociolaboral”, explican los expertos de la unidad de sueño de la Clínica. Este enfoque multidisciplinar busca generar cambios sostenibles en la calidad del sueño y, a su vez, mejorar el bienestar global de las personas con insomnio crónico.
No obstante, más allá de estos innovadores tratamientos y programas, lo cierto es que el insomnio supone un reto sanitario creciente, el cual requiere que se produzca una formación temprana de profesionales en el ámbito, una accesibilidad y equidad en el acceso a terapias no farmacológicas, una concienciación ciudadana y unas políticas sanitarias que incluyan la evaluación rutinaria del sueño en consultas de atención primaria.