Así es la ansiedad invisible que desgasta tu mente y tu cuerpo sin que te des cuenta
Expertos señalan que la ansiedad afecta a millones de personas y puede manifestarse a través de síntomas silenciosos
Según el Hospital Clinic de Barcelona, la ansiedad es una “reacción normal y saludable que se activa ante una amenaza o un peligro”. Sin embargo, se convierte en trastorno cuando esta reacción se activa en situaciones que habitualmente no son amenazantes o peligrosas. Es entonces cuando puede afectar a la salud tanto física como emocional, aunque lo cierto es que tiene dos maneras de manifestarse: de forma visible o invisible. Y es precisamente esta última cuando, sin darte cuenta, comienza a hacer estragos en la respiración, el descanso y la estabilidad emocional, los cuales son síntomas menos obvios, pero igualmente debilitantes.
Sobre la respiración en particular, según explica la psicóloga Paloma Aleñar, puede volverse superficial, rápida y centrada en el pecho, favoreciendo la aparición de la hiperventilación e intensificando la taquicardia, el mareo, la opresión en el pecho o la sensación de ahogo. Aquí es donde entra en juego la técnica de respiración 4-7-8, que se ha popularizado por el Dr. Andrew Weil. Esta técnica consiste en inhalar por la nariz durante 4 segundos, retener el aire durante 7 segundos y exhalar lentamente por la boca durante 8 segundos. Al seguir este patrón, el sistema nervioso parasimpático, encargado de regular funciones como el descanso, la digestión y la calma, se activa, ayudando a restaurar el equilibrio del cuerpo.
En cuanto al descanso, las personas que padecen ansiedad invisible también sienten un agotamiento inexplicable y una sensación general de inquietud que no pueden definir. Es común que estas personas no identifiquen la ansiedad como la causa de su malestar, ya que lo atribuyen a otros factores como el estrés laboral, los problemas de pareja o incluso a su propia falta de energía. Así mismo, este tipo de ansiedad puede afectar el estado de ánimo, la motivación y la concentración, y se esconde en señales como el cansancio constante, la tensión física, la dificultad para concentrarse, la irritabilidad, las molestias digestivas frecuentes, los despertares nocturnos con pensamientos acelerados, la sensación de insatisfacción y la necesidad de estar siempre ocupados para evitar el silencio.
Más allá de la efectividad de las estrategias como la de 4-7-8, es importante recordar que la ansiedad no debe ser gestionada únicamente con técnicas de autorregulación. Si los síntomas de ansiedad persisten durante meses, interfieren con el trabajo, las relaciones o las actividades diarias, o si se experimentan bloqueos emocionales o síntomas físicos recurrentes, es esencial buscar ayuda profesional.