La última entrega de La isla de las tentaciones ha estado marcada por el derrumbe de Andrea. La joven vio por primera vez las imágenes de Joel cayendo en la tentación con Nataly. Ambos se dejaron llevar por la pasión y se besaron apasionadamente en el jacuzzi de la villa. Una escena con la que Andrea no ha podido evitar las lágrimas. “¿Qué hace? […] Yo me voy, confiaba en él. No puedo más […] Me ha tenido engañada todo este tiempo, no le importo. Sabe que lo voy a ver y que me va a doler. Solo veo guarreo. Ni conexión ni nada. Se va a arrepentir, cuando me vea llorar, se le va a caer el mundo al suelo. Se está dejando llevar por el guarreo que tienen todos”, decía completamente hundida.

Tras escuchar que no había más imágenes para ella, Andrea pedía salir de la hoguera sin parar de llorar y ninguna de sus compañeras fue con ella para consolarla, siendo Sandra Barneda la única que quiso acompañarla para tranquilizarla. Minutos más tarde, la presentadora regresaba y pedía a todas las participantes que pensaran en su compañera. Sin embargo, tuvieron la oportunidad de vetar a una de las solteras de la villa de sus novios y decidieron que la mejor opción era alejar a Gabriela de Montoya. Unos actos que han hecho que las redes estallen contra ellas, tachándolas de poco empáticas.

“No es que no haya compañerismo, es que hay maldad y envidia a rabiar”. “Lo que han hecho con Andrea es la mayor muestra de inhumanidad que he visto en La isla de las tentaciones”, “Todas menos Andrea son unas víboras”, “No pueden ser tan egoístas”, “Esta edición es en la que menos compañerismo esta habiendo”, “Es el peor grupo de chicas que ha pasado por el programa”, escribían algunos de los internautas.

A esto se sumó que, al día siguiente, la presentadora les ofreció la oportunidad de que una de ellas viviera el mítico mudo encuentro tras un cristal del reality y, a pesar de que Andrea suplicó a sus compañeras que la eligieran a ella porque necesitaba ver a su pareja, ninguna la comprendió. Todas argumentaron que Eros, Montoya y Joel ya habían pasado los límites y que era más lógico que disfrutaran del privilegio Alba o Sthefany.